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Para abrir nuevos caminos, hay que inventar, experimentar, crecer, correr riesgos, romper las reglas, equivocarse… y divertirse”. Mary Lou Cook

martes, 2 de agosto de 2011

Una adicción de paso firme…

“Dale a una mujer los zapatos adecuados y será capaz de conquistar el mundo”. 




Creo que jamás estaré más de acuerdo con nada ni con nadie como lo estoy con esta frase de Bette Middler. En una sola línea, esta actriz y cantante resumió perfectamente una pasión que persigue a la mayoría de las mujeres del mundo y por lo cual somos condenadas casi a muerte por los hombres.

Ser adicta a los zapatos es lo más superficial y materialista de mí, es verdad. Pero también es cierto que las mujeres que estamos casi obsesionadas por ese perfecto complemento de cada vestido nos fijamos más que en colores y tacones. Las mujeres adictas a los zapatos compramos arte.

No estoy muy segura de donde proviene mi gusto excesivo por los zapatos que junto con mi amor por las carteras forma una dupla como para acabar cualquier bolsillo. Puede que mi infancia tenga algo que ver debido a que en ella tuve que usar botas ortopédicas la mayoría del tiempo y las sandalias bonitas no eran parte de mi vestuario diario.

Pero como no soy sicóloga ni pretendo buscarle una explicación a ese cosquilleo que me da en las manos cada vez que estoy frente a un lindo par de zapatos, más bien dedicaré este post a decir que entiendo con el alma a las mujeres que han sido acusadas de materialistas, interesadas o superficiales por confesar su amor a este accesorio, que para nosotras no es complemento, sino base.

Sarah Jessica Parker y su ‘alter ego’ Carrie Bradshaw,  Victoria Bechkam, Jennifer López y casi todas las estrellas que conocemos son adictas a los zapatos. Sin miedo a exagerar, puedo decir también que el 70% de las mujeres lo somos. Quienes no lo son, debe ser porque no han experimentado la confianza, seguridad y el aire de sofisticación que da caminar por la calle con un buen par, de tacón o suela baja, ante la mirada de todos.

Los zapatos hacen que un vestido sencillo se vea perfecto. Hacen que una mujer bajita gane centímetros y confianza. Dan poder. Son terapéuticos y, como me ocurre a mí con los zapatos rojos, tienen la habilidad de alegrarte el día. Son la forma de contar una historia de la moda que, afortunadamente para nosotros, viene ahora en texturas más allá del cuero y colores que superan la paleta del negro. blanco, ‘nude’ y rojo.

Sí señor, ¡que vivan los zapatos! y que vivan los hombres que no critican este amor de las mujeres. Usted señor amigo, novio, papá, esposo o hermano que está leyendo este post: aprenda que este no es un enemigo al que hay que ponerle resistencia. Tome ejemplo más bien de hombres como Christian, Manolo, Roger y tantos otros que en vez de hablar en contra de nuestro amor lo han aprovechado para llenar sus bolsillos, darnos a nosotras más razones para ser felices y a ustedes, opciones para llegar a nuestro corazón.

Por algo no exagero cuando digo que me casaría con el hombre que ofrezca llenar mi closet de zapatos Louboutin. Altos, de preferencia…

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