Lo admito, me pegó fuerte. Ayer, como todos los días hice bromas sobre el asunto pero la envidia, que es algo inherente a los seres humanos y que aparece por más que queramos pelear con ella, no permite alegrarme del todo por esto.
No me malinterpretes, estoy feliz por ti. El problema aquí es que la vida sigue recordándome que tal vez pude haber sido yo, aunque no estoy muy convencida de querer tomar ese lugar. Pero la duda me mata y sigo preguntándome que hubiera pasado si…
Si tal vez hubieras llegado antes.
Ya no importa, llegaste ahora y planeo disfrutarlo sin remordimientos, pero con límites. Con ese límite que me dice que no me perteneces sino a ratos y que solo eres joya prestada, que tengo que devolver después de haberla usado igual que hacen las actrices de Hollywood con las joyas que llevan a la alfombra roja después de habérselas mostrado al mundo entero. Pero ahí entra otro problema más grande, porque ni siquiera puedo mostrarte.
Si, estoy feliz por ti, pero estoy algo triste por mí. Porque no puedo felicitarte como quisiera, dándote un abrazo como ese que nos dimos y que hizo que tu perfume se quedara en mi memoria por siempre. Con un beso de esos que me dijo que querías que me quedara ahí, al menos en ese instante.
Teso Jenni! Uno se siente protagonista a veces y de pronto pasa hasta a ser el extra en la historia. Peor algo mejor vendrá :)
ResponderEliminarEs duro y a veces triste cuando se piensa en "...qué pasaría si..." Lo mejor es vivir el presente sin pensar en el bendito pasado...
ResponderEliminarDe acuerdo con el comentario anterior, "algo mejor vendrá"